Don Cartafilo se encuentra en urgencias médicas, los doctores tratan de volver hacer funcionar su corazón. Su familia se encuentra afuera sabiendo que muere, que está más pa’ allá que pa’ acá. Mari, la mayor de sus hijas, consuela a Roberto, hijo mayor de Lucila y nieto del anciano
—Comprende que ya tiene 98 años, ya debe de descansar, debe de ir al cielo con tu tío abuelo Rutilio—
Eduviges —la hermana menor de Rutilio y Cartafilo— le pide a Estela —hija de en medio de don Cartafilo— que le llame a Irma —prima de Estela— para comunicarle la situación a su hermano, Al mismo tiempo Misael —hermano de Roberto— manda mensajes a los primos lejanos regados por el país…
En Brasil los papalotes se encuentran inquietos al igual que los niños que lo manejan. En Siria un grupo de infantería rusa escolta a un tanque de guerra. Un grupo de gendarmes armados hasta los dientes sube a las favelas dónde están los niños. Los terroristas observan tranquilos el desfile que la madre Rusia les ha obsequiado. Un sujeto sale de una casa disparando a los gendarmes. El tanque explota. Los niños corren. Comienza el intercambio de balaz.
… Los familiares no paran de llegar, el pasillo del hospital está totalmente lleno
«Mira Roberto, te presento a tu primo Andri, es hijo del primo de tu mamá… mira ese es señor canoso es su papá; es tu tío lejano, Edgar »
«Hola, soy Misael… soy hijo de Lucila, nieto de mi Abuelo Cartafilo… si, él es concuño de él medio hermano de la tía socorro… ¿entonces soy tu tío?... 13 y ¿tu? … ¡mamá, tengo un sobrino de 22 años!»
« ¿Recuerdas cuando estábamos bien mocosos y nos reuníamos en casa del abuelo?... si, recuerdo que se calló de la bici cuando jugábamos carreritas »
«Pues yo quería un buen a mi tío Cartafilo, era como un padre para mi… pos como no quieres que llore si ya se va a morir… pos ya sé que tiene 98 años, pero igual se siente requetefeo…»
En Perú un chico sale de la secundaria, marcha a toda prisa en su bicicleta para llegar a su casa lo antes posible a hacer tarea, piensa en cómo es posible que las escuelas solo se basen en absorber la vida de los estudiantes, cuando de pronto un conductor ebrio lo atropella, y allí queda el joven embarrado en la acera, sin vida y con mucha tarea.
… Don Cartafilo se encuentra delicado, la medicina para recupera su corazón no puede ser suministrada debido a que sus pulmones no lo podrían resistir, la medicina para reparar sus pulmones tampoco puede ser suministrada debido a que afecta a su corazón. "Todo un caso" murmuran los doctores al ver su historial clínico (cáncer de próstata, hipertensión, sinusitis, diabetes). El ancestro solo observa el techo sin poder moverse, respirando de una máquina; ahora su vida está conectada a la corriente eléctrica del hospital.
Los doctores se encuentran apurados en la otra habitación; un joven ha dejado de respirar, la reanimación no funciona, pero los doctores se aferran porque "solo es un niño, es muy joven para morir".
Afuera del hospital está el debate sobre la herencia que se dejará: Que si los terrenos de Michoacán deberían irse con Lucila porque ella vive más cerca, que sí su cuenta de ahorros debería ser para Mari porque ella lo cuidó más tiempo, que sí Estela se conforma solo con las camionetas, que a los hijos no reconocidos del viejo les debería de tocar nada, que Roberto merece algo también, al final de cuentas lo visitó los últimos domingos de su vida...
Cae la noche, en una casa no muy lejos de ese hospital una familia joven se prepara para dormir; se desnudan, colocan al bebé en su respectiva cuna. El hombre la toma por la espalda y comienza a besarla. El bebé llora al ser soltado. La madre le da un pequeño juguete para que la deje disfrutar la noche. El hombre carga a la mujer. El bebé empieza a morder el juguete. La madre, entre gemidos y jugueteos sexuales no se da cuenta que su bebé se asfixia.
… Los familiares juegan todo o nada, la medicina es administrada. Los días pasan, posteriormente las semanas. Algunos familiares regresan a sus casas a esperar la muerte de Don Cartafilo. La medicina va surtiendo efecto, los pulmones aguantan y aguantan y el corazón se repara.
Al final es dado de alta y ya todos reunidos se arreglan para festejar el regreso del anciano a su casa. Allí están: vecinos, doctores enfermeras y familiares vestidos de negro —si hubiéramos sabido que esto iba a ocurrir, hubiera traído más ropa— dice Lucila. Don Cartafilo, está feliz porque la medicina le ha dado dos años más de vida, claro, si antes no lo impacta una bala o lo atropella un carro o lo asfixia un juguete.
Sobre el autor:
Diego León Ramírez (1999). Ecatepec, Estado de México. Ganador del 2º lugar en el 3er Concurso de Cuento Macabro y 3° lugar en el 6°, 2do lugar en el 7° concurso de cuento inter CCH “El vagón literario”.
Publicado en: PERSONAJE, Materia escrita, Nocturnario y Monociclo. Participé en “La juventud y sus voces” y en el 3er Coloquio de literatura caribeña. Curso el 6to semestre en CCH Vallejo. Mi aspiración es estudiar Derecho. Escribo narrativa: cuento en general, pero estoy incursionando en el ensayo.
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