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Un recuerdo que se incrustó en dos realidades.


A un camarada de otra dimensión

Fue hasta que te vi abordo de una patrulla

cuando me di cuenta de lo mucho que me importabas.


Eso es lo primero que pensé después de que recogimos tu mochila

para que no te la robaran y te dejamos ahí,

con una torta que compramos afuera de los separos

y una coca cola que le di al puerco por pura obligación.


Lo segundo fue en tu bicicleta,

atada al poste de la FES y que estaría ahí sola

durante los próximas dos días.


Nos tuvimos que ir, nos hicimos pasar por ti y le dijimos a tu familia que estabas bien,

que andabas de fiesta y que no llegarías a casa.

Sólo eran 48 horas, sabíamos que podías aguantar y aguantaste.

No te rompiste en ningún momento.

Ni cuando los puercos te amenazaron con que acabarías en Barrientos.

Ni cuando tus compañeros de celda te contaron que te tocaría una madriza pero había que ponerse chingón.

Ni cuando nos tardamos medio día en volver para dejarte comida.

Ni cuando te tocó estar con un asesino que tomaba agua del inodoro.

Supiste aguantar.

De alguna manera te volviste más fuerte.


Llegó el día en que te tenían que soltar pero no lo hicieron.


Tuve que decir la verdad,

que no andabas de fiesta y que llevabas dos días detenido.

Entonces aprendí a sentir vergüenza, miedo y asco.

Me enfrenté al dolor de tu madre

y al miedo que nos daba que no te fueran a soltar

y al coraje y el asco de la pinche corrupción que nos sacó dinero.

Las ganas de gritar que estamos malditos,

que siempre nos toca ser víctimas del abuso de la autoridad de los pinches puercos.

Que cuando veo una patrulla en la noche,

se me enfrían las piernas

y me pongo a pensar que ya me va a tocar que suban.


Creí que aprenderíamos la lección pero no lo hicimos;

o al menos yo no lo hice,

no sé si por rebeldía o porque nunca me han detenido,

la cuestión es que ayer volví a robar una cerveza en el oxxo

y pensé en tus ojos tristes,

sentado en el frío pavimento de tu celda.



 

Sobre el autor:

Akechi Mitsunari. Egresado de la licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán UNAM. Acreedor del Primer lugar en la categoría de Poesía en Nextia Primer Festival de Filosofía y Arte Transformaciones corporales (Querétaro, 2019) y del Tercer lugar en el 13 Concurso de poesía El libro que rompe nuestra mar congelada" de la FES Acatlán, UNAM. Fue becario del Festival Cultural Interfaz ISSSTE Cultura/ los signos en rotación 2018 en la categoría de Poesía. Publicó el libro de poesía La matriz que nos mantiene dormidos (Super ediciones prisma, 2019). Fue incluido en las antologías Caída hacia la desesperanza: Razones para no escribir poesía (Ediciones El Nido del Fénix ,2017) y Sayana “voces de agua” (Sombra Gris Editorial, 2019), así como en diversas revistas independientes y páginas electrónicas.

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